La comisión de Contribuciones Locales del Colegio llevó a cabo el 4 de septiembre el evento Impuestos ecológicos, el cual contó con la participación de Sergio Alejandro Ríos Alonso, Enrique Augusto Zamora Paredes y Juvenal Octaviano Villaverde Crisantos, todos integrantes de la comisión antes mencionada.
Entrando en tema, Zamora Paredes comentó que, en México, la preocupación por el medio ambiente y la protección de los recursos naturales ha llevado a la implementación de impuestos ecológicos en varios Estados del país. Estos impuestos, también conocidos como impuestos verdes o ambientales, tienen como objetivo principal desincentivar actividades que puedan dañar el entorno natural y proporcionar recursos para la conservación ambiental y la salud pública.
En ese sentido, explicó que los impuestos ecológicos se aplican a una variedad de actividades que van desde la emisión de gases a la atmósfera hasta la extracción de materiales pétreos. “Los Estados tienen la facultad de establecer impuestos locales, y esta potestad ha llevado a la creación de diferentes regulaciones y tasas impositivas en cada entidad federativa”.
En su turno, Ríos Alonso profundizó sobre el caso de Zacatecas, uno de los Estados pioneros en la implementación de impuestos ecológicos. Al respecto, manifestó que, en 2017, este Estado publicó una nueva Ley de Hacienda que incluyó un capítulo exclusivo para estos impuestos, cuyo objetivo declarado fue proporcionar al Estado los recursos necesarios para cumplir con su obligación de proteger la salud y el medio ambiente, tal como lo establece la Constitución Mexicana.
Sin embargo, señaló que no todos los Estados han mantenido estos impuestos. Michoacán, por ejemplo, derogó sus impuestos ecológicos en 2019 debido a preocupaciones sobre la medición de las emisiones, la proporcionalidad en los cobros y la falta de claridad en el uso de los fondos recaudados.
Zamora Paredes precisó que la legislación relacionada con los impuestos ecológicos está en constante evolución, por lo que, algunos Estados han implementado impuestos más recientemente, como Coahuila en 2022 (impuesto por remediación ambiental en la extracción de materiales pétreos) y Durango en 2023 (impuesto para preservación y restauración ecológica en la extracción de materiales, impuesto por emisión de gases a la atmósfera, impuesto de la emisión de contaminantes al suelo, subsuelo y agua e impuesto por depósito o almacenamiento de residuos). Estos impuestos buscan no solo recaudar fondos, sino también incentivar cambios en el comportamiento de los contribuyentes para favorecer el medio ambiente.
Finalmente, los ponentes indicaron que los impuestos ecológicos en México representan un esfuerzo importante para promover la protección ambiental y la conservación de los recursos naturales. A medida que más Estados adopten estas medidas, será esencial seguir de cerca su evolución y su impacto en la sociedad y el medio ambiente. “Estos impuestos no solo buscan recaudar dinero, sino también generar conciencia sobre la importancia de cuidar nuestro entorno natural”.
Durante la charla, los expositores brindaron detalle de cada impuesto aplicado en los Estados de Baja California, Campeche, Coahuila, Durango, Estado de México, Guanajuato, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Querétaro, Quintana Roo, Yucatán y Zacatecas, así como las obligaciones que tiene las personas físicas y morales respecto a esos tributos.
Eventos recientes
El desarrollo sostenible dejó de ser una opción para convertirse en una estrategia para la competitividad empresarial. Así lo destacó Evodio Sánchez, director de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) del Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi), durante la conferencia mensual denominada Desarrollo en las empresas: Cemefi a través del ESR, organizado por el Colegio.Sánchez presentó los avances, retos y oportunidades que enfrenta el sector empresarial mexicano en materia de Responsabilidad Social Empresarial, así como el papel que juegan los contadores y financieros en este proceso.Destacó que, el Distintivo ESR (Empresa Socialmente Responsable), que evalúa a cerca de 2,500 empresas en México, se ha consolidado como una herramienta esencial para medir el impacto social, ambiental y de gobernanza de las organizaciones.El ponente explicó que este distintivo está estructurado en cinco niveles de desarrollo, que van desde la creación de políticas y programas hasta la integración plena de la RSE en el modelo de negocio. Mientras los niveles iniciales se centran en el cumplimiento y formalización de políticas, los más avanzados promueven la innovación, medición de impacto y transparencia.Comentó que desde 2023, Cemefi ha impulsado una nueva etapa en el proceso de evaluación, incorporando indicadores de impacto real y fomentando la participación de pequeñas y medianas empresas (pymes), con el objetivo de que la sostenibilidad deje de ser exclusiva de los grandes corporativos.En cuanto al tema del nuevo papel del contador dentro de las organizaciones, Sánchez explicó que, los profesionales financieros ya no solo se ocupan de la rentabilidad, sino que también son estrategas de sostenibilidad y transparencia. “Su participación resulta fundamental para garantizar informes confiables y prevenir prácticas de greenwashing, es decir, aparentar responsabilidad social sin un impacto tangible”, afirmó.Asimismo, destacó la importancia de incluir indicadores clave como la anticorrupción, la auditoría de estados financieros y la gestión de riesgos ambientales y sociales. “La contabilidad responsable debe reflejar no solo el resultado financiero, sino también el impacto que las empresas generan en su entorno”, puntualizó.Durante su exposición, Sánchez abordó las tendencias internacionales que están redefiniendo la RSE y las finanzas sostenibles, como la adopción de finanzas verdes, los bonos climáticos y la tecnología aplicada a la medición de riesgos no financieros.También señaló la relevancia de las normativas internacionales S1 y S2, que exigen reportar los riesgos ambientales y climáticos dentro de los informes financieros. “Hoy los inversionistas buscan transparencia; las empresas que no integren la sostenibilidad en su estrategia corren el riesgo de quedarse fuera del mercado”, advirtió.Para cerrar, Sánchez hizo un llamado a la acción: promover una cultura empresarial basada en la ética, la transparencia y el compromiso social. Invitó a las organizaciones a utilizar herramientas de diagnóstico, como el análisis FODA y la evaluación de riesgos, para fortalecer sus estrategias de sostenibilidad.Asimismo, resaltó los programas de capacitación y certificación que ofrece Cemefi, diseñados para acompañar a las empresas en la adopción de prácticas responsables y sostenibles.“La Responsabilidad Social Empresarial no es solo una obligación moral; es una estrategia que genera estabilidad financiera y fortalece la reputación corporativa”, concluyó Sánchez.
Con el objetivo de acercar las nuevas tecnologías al ejercicio profesional, el pasado 17 de octubre se llevó a cabo el curso Inteligencia artificial en los negocios, a cargo de Luis Rafael Méndez De la Vega, integrante de la comisión de Tecnologías Financieras y Emergentes del Colegio. El evento destacó el potencial transformador de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito contable y fiscal, así como su creciente relevancia ante la automatización de procesos.En ese sentido, Méndez De la Vega comentó que el SAT ha incrementado en un 147% su recaudación en los últimos cinco años, gracias a la adopción de algoritmos y herramientas de análisis de datos. Ante lo dicho, consideró que los contadores enfrentan el reto de actualizar sus habilidades para mantenerse a la vanguardia y proteger el patrimonio de sus clientes.Durante el curso, el expositor alternó lo teórico con lo práctico y empleó herramientas como ChatGPT, Gemini y Copilot para comprar sus capacidades en tareas como detección de anomalías contables, generación de flujos de caja y análisis de sistemas de inventario. Para ello mostró cómo cada plataforma presenta ventajas particulares en función del contexto, destacando a ChatGPT por su capacidad de razonamiento y estructura.Además, explicó la diferencia entre inteligencia artificial, aprendizaje automático (machine learning) y aprendizaje profundo (deep learning), así como el papel del modelo Transformer, publicado por Google en 2017, en la evolución del procesamiento del lenguaje natural. Esta tecnología es la base de asistentes virtuales como ChatGPT y DALL-E.Adicional a las aplicaciones ya mencionadas, Rafael presentó agentes de IA personalizados, como Fisco, diseñado para generar informes fiscales automatizados, y Conta, especializado en el procesamiento de pólizas contables. Estas soluciones demuestran cómo la IA puede integrarse en tareas cotidianas de los despachos contables, optimizando tiempos y mejorando la precisión.En el curso también se abordó el uso de herramientas de Business Intelligence (BI) como Power BI y Looker Studio, útiles para transformar datos en información visual y estratégica. Para conocerlos mejor, el ponente realizó ejercicios interactivos para subir, transformar y analizar datos en tiempo real, con fines tanto diagnósticos como predictivos.También se realizó la exploración de plataformas de automatización, como Google Sheets con Gemini para generar fórmulas y tablas dinámicas, así como Microsoft Power Automate para gestionar correos electrónicos y archivos adjuntos. Se presentó también Valarix, una IA especializada en la elaboración automática de papeles de trabajo y consultas fiscales, que promete ahorrar horas de trabajo manual.El evento concluyó con una encuesta interactiva y una sesión de preguntas y respuestas, en la que se enfatizó la importancia de la seguridad de los datos, así como la necesidad de dominar la ingeniería de avisos (prompt engineering) para obtener mejores resultados de las herramientas de IA.
Este 17 de octubre, el Colegio fue sede del foro Ética como eje de gobernanza, control interno y prevención de fraude en las organizaciones, espacio de reflexión en el que especialistas abordaron los vínculos entre la ética profesional, la gobernanza y el control interno como mecanismos para fortalecer la integridad en las organizaciones.Durante la introducción, Ulises Neri Flores, vicepresidente del grupo de expertos en Administración Sostenible de Recursos Naturales y Energía de la ONU, explicó que la gobernanza corporativa se define como el conjunto de estructuras, procesos, normas y relaciones mediante los cuales las organizaciones son dirigidas y supervisadas, esto con el propósito de asegurar la creación sostenible de valor y proteger los intereses de accionistas.Asimismo, subrayó que aplicar buenas prácticas de gobernanza incrementa la transparencia, disminuye los riesgos financieros y no financieros, y mejora el acceso al financiamiento. Destacó que implementar los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) contribuye a reducir riesgos y potenciar los rendimientos, mientras que ignorarlos puede afectar el cumplimiento normativo, la reputación corporativa y la relación con la comunidad.Por su parte, Elodia González Torreblanca, de la comisión de Desarrollo Profesional Continuo, abordó los factores organizacionales que pueden propiciar el fraude, tales como la ambigüedad en políticas, la cultura de silencio, el liderazgo permisivo y la falta de capacitación en ética. Además, aseguró que “la prevención y la responsabilidad individual son elementos esenciales para evitar estas prácticas”.En su participación, Hugo Israel Jiménez profundizó en el Código de Ética Profesional, resaltando que su función principal es sensibilizar a los contadores para ejercer su profesión con honestidad, legitimidad y moralidad, en beneficio de la sociedad. Explicó que las políticas y procedimientos establecidos por la profesión, la legislación y las entidades reguladoras contribuyen a mejorar la actuación ética del contador y permiten identificar amenazas al cumplimiento de los principios fundamentales.A su vez, Claudia Balderas Conde subrayó la relevancia del control interno como herramienta para mitigar riesgos corporativos y de ética. Explicó que la correcta clasificación de riesgos permite identificar impactos financieros, operativos y reputacionales, como pérdidas de productividad, costos de recuperación o multas legales.Finalmente, Eunice Munguía Sereno compartió datos alarmantes sobre el fraude corporativo, señalando que las pérdidas ocasionadas por dueños o ejecutivos son, en promedio, siete veces mayores que las causadas por empleados, y que los fraudes cometidos por múltiples autores tienen un impacto significativamente superior. Subrayó que la falta de integridad y controles adecuados puede tener consecuencias devastadoras, no solo para las empresas, sino también para sus grupos de interés y el mercado en general.